Antes de leer está reseña os pediré que busquéis las Variaciones Goldberg de Bach, concretamente su Aria interpretada por Glenn Gould. Escribiré este texto con esta pieza en bucle, una de las piezas mas admiradas por Rhodes y con las que yo siempre me he emocionado. El primer y último capítulo del libro a continuación comentado están dedicados a esta obra maestra de la música barroca.
La situación que Rhodes atraviesa en su niñez marca toda su vida, las constantes violaciones que sufre desde los 5 hasta los 10 años lo convertirán en el ser que es de adulto. Durante mucho tiempo estuvo prostituyéndose con adultos y jóvenes a cambio de diversas cosas. Esto le llevo a una edad adulta con unas manías y una personalidad en continúo enfrentamiento con el mundo, una ser lleno de angustia y dolor, un espíritu suicida y depresivo. Su vida ha tenido distintos puntos de inflexión: un hijo, un divorcio, intentos de suicidio, autolesiones y psiquiátricos. Sus ganas de seguir adelante siempre han sido gracias a las teclas de un piano, la música mal llamada clásica. Además de contarnos su biografía Rhodes nos plantea una defensa de la nueva manera de enfocar la música clásica en el mercado discográfico en el siglo XXI.
Luna llena para esta obra. Rhodes defiende el poder de redención y sanador de la música. Bach, Beethoven, Chopin, Schubert, Rachmaninov…grandes compositores que supieron hablarle a través de los siglos con un lenguaje terapéutico, su medicina son las teclas de un piano.
James Rhodes (Londres, 1975) nació 500 años después de otro gran artista, Miguel Ángel Buonarroti. Comenzó trabajando en la City de Londres y en un Burger King. En la actualidad es pianista y divulgador musical. Ha grabado varios discos y escrito tres libros, uno de ellos sobre como aprender a tocar el piano. Ha participado en diversos documentales de música clásica para televisión. Actualmente escribe en el diario El País.
¡Disfrútela quien se atreva!