Diane ha perdido a su marido e hija en un accidente de tráfico. Tras este impacto en su vida decide dejar su café literario en Paris en manos de su amigo Félix e irse a Irlanda. Será en este país donde se encuentre a sí misma, alquila una casa cerca de la playa en un pueblo donde todos se conocen. Sus caseros, un matrimonio anciano, tiene alquilada la vivienda junto a la de Diane a un hombre misterioso, un hombre rudo, solitario, taciturno…un ser desagradable con ella, el sobrino de sus caseros. Poco a poco Diane y Edward, el vecino, comenzarán a entablar conversaciones, a compartir paseos con el perro de él. Sigue leyendo